jueves, 26 de septiembre de 2013

Mi viejo en pocas palabras

Recuerdo cuando intenté suicidarme, papá me dijo ''no te vamos a querer más si haces estas cosas'', y después otras bromas como ''tenía hambre y se tomó todas sus pastillas''. Tan tranquilo, sin embargo mi mamá tan asustada y desesperada. Considero que papá es muy divertido, una vez me llevó a un karaoke y me invitó cerveza. Ríe mucho o hace el papel de mala persona; mal padre, mal marido, mal hijo, mal hermano y quizás mal amigo. Se las sabe arreglar sólo, se mete en muchos líos. Tiene los ojos verdes como yo pero no se le notan tanto porque sus ojos son pequeños. Al igual que yo, sólo expresa su amor cuando está ebrio y se pone de mal humor por cualquier cosa.
Mi papá a pesar de todo es mi papá, y lo quiero.

martes, 24 de septiembre de 2013

El monstruo

El monstruo me abraza
y me sofoca.
Me sigue a donde voy
y no puedo disfrutar de él.
No puedo comer de él
porque escupe en mi comida.
No puedo dormir de él
me habla toda la noche,
me molesta, me susurra.
No tengo ganas de nada,
de hacer el amor,
de bañarme,
de ir a lugares bonitos.
El monstruo no me deja,
no me suelta, me atrapa.
No me deja en paz
y todo pierde sentido.
Ni mis dosis altas le aleja,
está más fuerte cada día.
Todo es oscuro y absurdo,
no tengo ganas de vivir
ni de morir.

martes, 10 de septiembre de 2013

Ardan

Aquí sin nada que decir
que vida fabulosa tengo
podría morirme ya?

Sospecho que el amor
de mi vida soy yo
y ya me cansé de mí.

Pero también de vos
y por supuesto de ustedes
odio ser lo que soy.

La hija del rencor
como todo lo lindo
al mismo tiempo soy el horror.

Ardan
todos ardan
todos ardan
lejos de mí.



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miércoles, 7 de agosto de 2013

El viaje

Sube al bus y sorprendida porque estaba vacío se sienta. Solía venir lleno y le esperaban dos horas de viaje parada después varias horas de trabajo. Ya tranquila abre la ventanilla y se recuesta por ella. Piensa. Mira sus brazos, llenos de cicatrices y hematomas, de cuanto se odiaba a sí misma para dañarse hasta por fuera; por dentro estaba muy dañada ya. Antes, la describían como la tranquila, la chica llena de paz, ahora sin embargo, es la chica agresiva, la que odia todo de sí misma y de todo el mundo. El bus va un poco despacio y eso la irrita. Sigue pensando. Tiene miedo, miedo de ser una mala madre. Tiene poca paciencia o simplemente no puede decir <>, dos razones que para ella son suficientes para ser una mala madre, persona o lo que fuera. Pero aun así, su deseo de ser madre no muere, ni un poquito. También tiene miedo de ser él, de fracasar junto a él y entonces su sueño de sentarse a tocar el piano para él mientras éste cocina para los tres desaparece por un instante, y le frustra.
Le distrae un pasajero que sube, un señor con una piel oscura y los ojos deformes. Disfruta la brisa por su cara, respira fuerte. Inhala y exhala. Recuerda así a unos de sus psiquiatras que le aconsejó que haga eso de inhalar y exhalar profundamente para mejor obtención de oxigeno en el cerebro y así poder pensar con mejor claridad. Y se acordó de los muchos consejos que sus varios psiquiatras le daban para que no se haga daño. Por supuesto, ningún consejo tomó en cuenta.
Se dio cuenta que los músculos estaban tensos y trató de acomodarse. Mientras, se preguntaba por el regalo que podría hacerle a su mamá, que tenía que ahorrar y que no podía fallarle. Pero pensó que siempre sería una decepción, nunca pudo ser ni si quiera una buena estudiante cuando solamente tenía que ser una estudiante. Decepción tras decepción, eso es lo que era y sigue siendo.
Se propuso entonces que se esforzaría en no ser mas una decepción, ya cerca de su casa y con una mente ya cansada de pensar, observó a las personas que seguían en el bus. Una señora leyendo el diario y a lado su hijo que se recuesta por su hombro derecho. Un hombre hablando con el chofer, una adolescente con zapatillas raras, personas atrás de ella murmurando y de repente un rasguño en su cuello, fue lo último que sintió.

Un demente terminó cortándole el cuello, y la sangre color rojo igual a sus delicados cabellos se derramaba y recorría el piso mientras el espanto atrapaba a todos.

viernes, 2 de agosto de 2013

Furia

Cuando me enojo
siento que no estoy
en mi cuerpo
ni en mi mente.
Sólo siento furia
y siento que me ahogo
y pierdo
todo
nada
la razón.
Y me pregunto hasta cuando
y no me puedo responder,
y me digo basta
pero no me escucho,
me ausento
y la furia presente
me destroza
te destroza
nos destroza.
Pero tú me sigues queriendo
a pesar de que yo te siga odiando.

jueves, 4 de julio de 2013

La cajita del riñón perdido.

Llegó mi amada hermana con su enorme panza, y yo me emocioné tanto al verla, corrí y le abracé y le besé mucho y por último miré su panza y le dije:
-¿Puedo tocarla?
-Hum… si – me respondió.
Le acaricié y me sorprendí cuando sentí que el bebé se movía, sobresaltada le levanté descontroladamente la remera y vi entonces que se movía la piel. Ella no pudiéndome atajar se deja, y cuando le levanté toda la remera y toda su panza quedó descubierta, note que el bebé se hacía mas y mas visible. Hasta que quedó el bebé descubierto y sólo su pequeño estómago quedó pegada adentro de la panza de mi hermana. Sorprendida le arranqué al bebé y ella angustiada me dijo que se tenía que despegar solo, explicándome que los riñones no se habían desarrollado en su totalidad, que uno de los riñones quedó dentro de ella y el bebé no sobreviviría.
No sabía qué hacer, oscureció y ya no estábamos juntas. El bebé se había perdido y tenía que encontrarlo, a él, a sus riñones, que mi hermana había echado y guardado en una cajita especial.
Empecé a desesperarme, a correr por todos lados buscando a mi hermana que se sentía tan mal porque su hijo perdido dependía de una cajita también perdida. Ya no tenía esperanzas, se quería suicidar.

Después de buscarla por todos lados y no hallarla, encontré a unas personas que dijeron que habían encontrado al bebé, pero que este moriría rápido sin sus riñones. Busqué a mi hermana llorando, quería decirle que solo teníamos que encontrar la cajita en donde estaban los riñones.
Al fin, la encontré. Pero ella corría de mí. Le empecé a gritar, a decirle que fue mi culpa, que me perdone. Dejo de correr, se echó caer y empezó a llorar amargamente, le alcance y le quise abrazar pero no me dejó. Volví a pedirle perdón, le dije que me sentía mal por ello, que todo fue mi culpa, entre sollozos le dije que encontramos a su hijo. Se seco las lágrimas, me miró y sonrió. Saco de su bolso la cajita. Nos echamos a correr para el hospital en donde estaba su hijo. Ella feliz y yo sin culpa.


lunes, 8 de abril de 2013

Dos tristezas entre disfraces.


Había una fiesta de disfraces en toda la ciudad, me cruzaba con personas disfrazadas de animales, monstruos, y de cualquier otra cosa. Iba a haber como un festival o una ceremonia, donde uno miraba había decoraciones y personas en constante movimiento. Todos estaban felices. Yo también tenía mi disfraz, aunque yo no quería disfrazarme.
Yo tenía un auto, era de color gris, dos puertas, muy bonito. Pasé a buscarla. Yo sabía que ella estaba mal. Yo sabía que ella estaba triste, porque me había dicho anoche, antes de que yo me acostara a dormir. Y creo, que por eso ella estaba ahí, conmigo. Nos fuimos al supermercado, me dijo que le preste dinero y entonces le di lo que tenía. Comprar la distraía, accedí por eso, porque al menos no lloraría mientras estuviera ahí. Era mi ahorro y soy tacaña, pero fue una excepción, no me importó. Me pidió que buscara más dinero de su casa. Me fui a buscar con mi auto, me bajé y cuando volví con el dinero hacia el auto me di cuenta de que lo había dejado con el motor encendido y la llave puesta. Me angustié porque pensé que sería una gran pérdida si me lo robaban.
Entonces para regresar yo ya no sabía en donde estaba, todo el lugar se me hizo desconocido. Empecé a desesperarme, porque ella me estaba esperando y ya estaba oscureciendo, el festival empezaría pronto y yo tenía que asistir. Me perdí, y en lo único que pensaba era en que no quería decepcionarla, no cuando en un momento tan difícil para ella yo podía hacer la diferencia y hacerla sentir bien. Además de que ya estaba harta de ser fracaso. Seguí buscando el camino y seguí perdida. Empecé a pensar en desistir. Pero no quería escuchar su regaño, no quería oler su decepción. Seguí buscando y de repente encontré el lugar. Fue un gran alivio. Le di aquello que me pidió y entonces salí a esperarla afuera. Ya estaba oscuro, el supermercado estaba cerrando. Me senté en el peldaño. Aparece una joven, me habla. Dos minutos después sale ella y nos vamos en mi auto.
Al llegar a mi casa, busqué mi disfraz. Encontré entre mis cosas su cajita de metal, y su barba que me probé. Me reía mientras me miraba en el espejo, y me preguntaba cómo se vería él sin su barba. Me disfracé, no sé de qué. Tenía flores, muchas.
Seguí a una multitud y de repente estábamos en la oscuridad, en un sendero fino y largo. Voy a morir aquí; pensé. Me agarre de la túnica de la persona que iba en frente para no perderme. Estaba oscuro, tan oscuro que no se veía nada. Negro. No te sueltes, no te sueltes, no te sueltes o aquí te mueres; pensaba mientras caminaba rápido agarrando el pedazo de tela. Al fin una luz, ya estábamos en el lugar del festival. Y me acordé de ella, necesitaba saber de ella, si no estaba pensando en suicidarse. Había mucha gente, mucha distracción.
Estaba ahí al  fin con ella, íbamos a dormir juntas, era lo que yo más ansiaba, pero a pesar de tenerla a mi lado sabía que se iría pronto, tal vez en una semana, mañana o en ese preciso momento, me sentía insegura y triste al mismo tiempo. Yo no quería que ella se vaya, al menos no con él. La miré, y ahí estaba ella, ordenando su vida tan miserable como siempre, sentía su angustia y como se ahogaba en la mierda que la rodeaba por dentro. Sólo quería abrazarla pero mi frialdad no me lo permitió, pero le dije que la quería. Podía sentir que compartíamos una gran tristeza juntas, y eso nos unía.

martes, 2 de abril de 2013

1. 2. 3. 4. 5.


1.

A: No abras las cortinas…
B: Abriré, ya sabes que los vecinos aquí piensan mal cuando uno anda encerrado.
A: Pues solo hicimos el amor, ¿Qué tiene de malo?
B: Abriré por que los vecinos podrían pensar que cometimos un crimen.
A: ¿Un crimen? ¿Cómo? ¿Asesinatos? ¿Qué asesinamos a nuestros dos hijos?
B: ¿Matarías a tus hijos?
A: No.
B: ¿Me matarías?
A: ¿Por qué preguntas eso?
B: Mírame, ¿me matarías?
A: ¿Por qué lo haría?
B: Para matar recuerdos…



2.

A: ¿Ya no vas a rechazar a mi hijo?
B: Si. Lo seguiré haciendo.
A: ¿Por qué? Es también tu hijo.
B: Lo sé.
SILENCIO.
B: Lo sé, es mi hijo.
SILENCIO.
A: ¿Por qué lloras?
B: No es nada, estoy algo frustrado.
A: Ya sé que no lo quieres…
PAUSA.
A: ¿Quieres comer algo?
B: Si.
A: Vamos al restaurante que está a tres cuadras, luego a un bar.
B: Perdón.
A: Apúrate.



3.

A: Cuéntame ¿cómo has estado en estos días?
B: Bien.
A: ¿Cómo van los estudios?
B: No me interesan mis estudios.
A: ¿Cómo están las cosas en tu casa?
B: Normal. Mis padres no dejan de pelear. Todos son un fastidio.
A: ¿Y tu novio?
B: Estuve recordando muchas cosas. Pero eso es lo de menos, quiero decirle que usted me parece una terrible persona, es usted muy cruel conmigo. Me hace preguntas, las mismas preguntas estúpidas de siempre. Oh, se ríe conmigo cuando las cosas van bien. Oh, pone cara de QUE RAYOS DICES o QUE RAYOS HAS HECHO o POR QUE DIABLOS ESTAS ASI cuando vengo con una crisis. Y no soporto esos mohines, no los soporto. ¿Sabe qué? Tengo ganas de acuchillarla. En fin, mi novio es encantador.



4.

A: Hace 3 semanas conocí a un hombre. Es agradable.
B: Pues bueno.
A: No sé qué intenciones tiene conmigo.
B: Pues pregunta.
A: No.
B: Pues jódete.
A: Tengo miedo de escuchar lo que no quiero.
B: Pues no preguntes.
A: Quiero saber sus intenciones.
B: Pues decídete.
A: Algún día me dirá. O lo sabré de todas formas.
B: Pues bueno.
A: Está comprometido. Hoy nos besamos. Creo que me gusta, y le gusto.
B: Pues quiere acostarse contigo.



5.

A: ¿Cómo me has encontrado?
B: Eres la persona más triste en este lugar.
A: ¿Qué tanto la conocías?
B: Lo suficiente para apreciarla.
A: Háblame de ella.
B: Un abismo precioso. El árbol con más dulces frutos. La que no merecía siquiera llamarse humana, no encontré en ella nada estúpido nunca. El error perfecto que Dios pudo haber hecho, la montaña más alta y vistosa: la que acaricia al cielo. La flor más marchita de algún jardín pero la que perfumaba con aromas encantadores todo aquello que olía bien podrido, porque a pesar de su tristeza que la dejaba tan fea nunca dejó de transmitir lo que ella en verdad era. El libro más emocionante que uno podría leer, esa era ella, era pura poesía.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Algunas palabras


Algunos mares se hicieron de lágrimas.
Algunas lágrimas se secaron en tu rostro.
Algunos rostros te agradan o te dan miedo.
Algunos miedos te abrazan fuerte.
Algunos abrazos te llenan de amor.
Algún amor te rompe el corazón.
Algún corazón espera tu llegada.
Alguna llegada puede ser una persona.
Alguna persona te daña.
Algunos daños causan grandes heridas.
Algunas heridas duelen para siempre.

¿Dónde estoy?


No sé donde me fui, donde me quedé. Lo único que sé es que no estoy aquí y tal vez nunca más lo esté.
No sé si estoy muerta o perdida, pero tanto me cuesta encontrarme.
En mis sueños también estoy enojada.
La realidad me ahoga, y mi imaginación es mi salvavidas.
No puedo hacer promesas ni tomar decisiones.
No puedo querer con pasión, no puedo quererme a mí misma.
A veces no siento nada.
Otras veces solo siento ira.
Todavía me cuesta adaptarme a este mundo. Aun no estoy segura de que este sea un lugar en el que quiera estar. El mundo, quizás, no sea para mí.
Una dosis de dolor para calmar otro dolor.

viernes, 15 de marzo de 2013

Sin vos, yo nada.



¿Qué voy a hacer cuando me deseches? 
Llorar.
Siempre lloro. 
Arrancarme el corazón.
¿Qué corazón?
En mi interior no hay más que un vacío infinito. 
Tú mirada ebria, insegura y a la vez fuerte es algo que siempre voy a recordar.
Recordaré nuestros silencios, nuestras risas y nuestros llantos.
También nuestros abrazos, nuestros besos y nuestros diálogos. 
Te volviste todo para mí en contra de mi voluntad, que si te vas me quedare vacía. Más vacía. 
Prácticamente yo dejaré de existir.