lunes, 29 de octubre de 2012

...


El cuervo baja y devora la carne putrefacta.
El sediento desierto grita por un cielo triste y sus lágrimas.
Por las noches la luna es inspiración de los hombres malvados.
Muertes. Y más muertes. No se soporta aquel dolor.
Vísceras destruidas, mentes atrofiadas, abrazos rotos, besos envenenados.
Silencio. No hay calma. Solo silencio y destrucción.
El apocalipsis ha llegado a nuestras almas.
Aquellos lobos, se llevaron nuestro corazón.
 Calma. No hay silencio. Solo calma y odio.
No hay caminos, no hay por donde volver.
La oscuridad reina junto al silencio mudo.
Miedo. Sangre. Pupilas dilatadas. Desespero.
El viento te atrapa y los recuerdos te golpean.

Casi me siento inmortal


Voy caminando
por aquellos caminos oscuros y solitarios
Pero no tengo miedo
aunque sé que existe el peligro
Llego a mi casa
No me paso nada
Estoy viva, casi me siento inmortal
Y mis gatos maúllan
no dicen raul, rawr ni miau
Dicen mamaoommammmaoo
Tienen hambre como yo
pero yo siento tanta rabia
que el hambre pasa desapercibido
Siento una atmosfera pesada
Mucho hastío
Tanta congoja
Y los gatos que no se callan
Y el viento que no deja de violar
a las hojas
y a las ramas
Y no deja de asesinar
a las hojas
y a los insectos y a los pájaros
que se posan sobre las ramas
Me empieza a doler la cabeza
Mi familia me da dolor de cabeza
Mi novio me da dolor de vagina
Y mis gatos hambrientos
no dejan de maullar
maoommaoomaa.

lunes, 17 de septiembre de 2012

El llanto de la noche


Llora porque el sol dejó de alumbrar y vuelve a estar en la oscuridad, sólo.
El sol le abriga de la soledad que por la noche es inevitable.
La noche suspira silenciosa, le susurra cuentos que le causan pesadillas.
Sin embargo él está acostumbrado a las pesadillas.
Despierto o en sueño, su vida es una pesadilla.
Llora siempre por nimiedades, por miedo a la oscuridad, por no ser él.
Llorando va, llorando viene.
Llora siempre.
Por la noche. Siempre llora.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Espasmos en una tina


Despertó. Una confusión enorme había inundado su mente. Estaba en una tina, todo era de color blanco, las paredes, el techo, la misma tina. Estaba desnuda. El agua cristalina se empezó a mezclar con sangre, su sangre. Ella sufría, se podía notar en su rostro, se podía sentir su pulso acelerado. Quería salir de ese lugar pero no podía, estaba presa en ese sitio, apenas respiraba, sollozaba, las lágrimas empezaban a brotar de esos tristes ojos verdes. Gemía del dolor, no se movía, no podía moverse. El agua y la sangre juntas, quietas, ahogaban su vientre, sus senos, y casi sus hombros. Miraba a su alrededor y escuchaba gemidos de otras mujeres, entonces ella sufría mas, casi ya no soportaba aquel espectáculo. Ella tenía miedo, no entendía lo que ocurría, estaba preocupada de aquel hijo que dormía en su vientre, sentía espasmos y ganas de gritar, de pedir auxilio. Y gritó, pero fue en vano. Una habitación, un pequeño lugar, solo cuatro paredes blancas, un techo y un piso blanco, una tina blanca, una mujer, agua y sangre, gemidos de ella y de otras desconocidas era todo lo que existía. Lloraba, las lágrimas empezaron a resbalar por su rostro, recorriendo su cuello, llegando al agua sangrienta haciéndola temblar, su respiración se había puesto violenta y entonces todo empezó a bailar, el agua y la sangre danzaban juntas la cantata del diablo. No podía creer lo que había visto desde entonces, un feto flotaba en la tina sangrienta. Escuchó una voz gutural que le dijo: mujer, acabas de perder al hijo de Lucifer. Se quedó pasmada, su pulso se detuvo, sus ojos se secaron, sus gemidos silenciaron, todo se oscureció. Despertó.

Soliloquio


En medio de tanto silencio en el pasillo de aquel hospital, casi digno de mi presencia, de mi cuerpo cansado y de mi mente angustiada, sucedió algo que me distrajo unos minutos. Un hombre bien vestido, joven y casi guapo apareció en un abrir y cerrar de ojos. Aconteció lo siguiente.
-¡La voy a matar, la próxima vez que la vuelva a ver, la mato! ¡Me busca, cuando ya le dije que me deje en paz, no la soporto, merece que la mate!-.
Yo, sentada en un banco en aquel pasillo miré a lo largo y vi al hombre que gritó muy enojado, parado en frente de un banco solitario. Prosiguió entonces.
-¡Esa maldita prostituta, no me deja y yo quiero que me deje, me llama y ya le dije que no quiero verla más, es una prostituta y la voy a matar!-.
Lívido, con una bolsa en la mano vi que empezó a caminar hacia donde yo estaba, entonces agaché la cabeza con la intención de ignorarle. Se quedó inmóvil delante de mí, entonces subí la mirada y trate de no mirarle desdeñosamente con el fin de que no se sobresaltase, ya que pensé que estaría algo borracho por las vociferaciones que hizo antes.
-¡A mi mamá la voy a matar, porque la odio! Y de verdad, yo la voy a matar porque soy un asesino, ya he matado a personas-. Lo dijo contundentemente. Se quedó inmóvil y pensativo. No me miraba, solo estaba parado en frente de mí.
Por un instante, sentí pasear a mi sangre con furia y velocidad por mis venas, mi pulso se aceleró. ¿Estaba yo frente a un asesino, o frente a un hombre ebrio, o más bien frente a un enfermo mental charlatán?
-Pero si yo mato a mi madre, me iría a la cárcel, y yo no quiero eso. Y si la mato, me voy a quedar solo. Ella ya está vieja- carraspeó, y siguió -tiene 44 años, ya está vieja…-.
En ese entonces, supuse que se trataba de un ser humano con pensamientos diferentes, que vive en su mundo, que está en conexión con lo real y lo irreal. Un enfermo mental.
-Yo me tengo que ir a la casa de mi abuela, anoche fui porque no quería quedarme a dormir en la calle, y me ofreció el sofá. ¿Cómo cree que yo voy a dormir en el sofá?, pero ni modo, iba a ser peor dormir en la calle-.
Realmente me sentía cansada, y estaba de mal humor, y sus gritos empezaban a irritarme. Entonces le dije:
-Entonces vaya, que está oscureciendo y se quedara sin bus y dormirá en la calle-.
Se puso serio, tenía la mirada vacía, se puso rígido y hacía mohines.
-Yo voy a ir a la casa de mi abuela, porque no quiero dormir en la calle-.
Se alejó de mí, sacudiendo su bolsa y siguió derecho hacia el siguiente banco en donde tampoco había nadie. Ya no lo escuché, y lo perdí de vista fácilmente.
Me dije entonces:<< y pensar que en poco tiempo voy a tener que tratar con estas personas>>.
Ese miserable momento, me causó congoja y me puse más firme en cuanto a la misantropía.

jueves, 17 de mayo de 2012

Forever Edén


Vivir.
Amar.
Odiar.
Pecar.
Morir.
Sheol.
Dios.
Gehena.
Edén.
Porque un día naci, y viví en armonía: fui niña.
Y una vez mentí: fui adolescente.
Otra vez me enamore, me hirieron y experimente el dolor y el odio: fui joven.
Me harte de mi misma y me suicide: fui un estiércol para la vida.
Entonces, fui a un lugar en donde no odiaba, ni amaba, ni recordaba, solo existía y tal vez lo sabía… pero no había razón, pensamientos, ni sentimientos. Cuando vino un dios y me castigo porque yo no era digna de que el sol y la luna me vieran llorar, por sacarme la vida, por ser una persona despreciable; me envió al infierno. Entre llamas ardía mi alma, lloraba sangre, mis extremidades se expandían por el espacio, flotaban entre sombras y demonios. Yo en silencio gritaba, pedía la salvación. Mi alma quedo marchita, y de tanto dolor me volví casi inmune a la oscuridad y a sus esclavos que me escupían y se burlaban de mí.
Ahí está, Belcebú, posando sobre mi cuerpo que se ha ido hace unos días… y ahí está mi alma, que todavía lo torturan con recuerdos que en vida me han causado profundas tristezas.
¡Oh Edén!, ¿existes? Si es así, por favor ven a rescatarme.
Me siento desgraciada en este lugar, la esperanza de que existas me abandona, el sol y la luna (en mi imaginación) se eclipsan. Amargos y humillantes recuerdos son el único alimento de mi memoria. Mi alma vagabundea de un lugar a otro, impaciente, destrozada, esperando algún milagro, el regreso de un dios que sienta piedad y me lleve a ti, Edén… solo dime que existes para seguir soportando, de manera contraria me daré por vencida y me entregare a la oscuridad por siempre.
Quiero descansar en ti Edén.
Por siempre en ti…
Edén.

lunes, 7 de mayo de 2012

Voces del más allá.


Corazón cansado, vísceras dormidas.

Cierro los ojos bajo el sol, y veo todo de color rojo. Veo sangre.
Gemidos de pasión, gemidos de dolor.
Cielo infinito, almas eternas perdidas.
Sabiduría enterrada, desamores bebiendo tequila en un bar.
Soledad compartida, sentimientos escondidos.
Lágrimas sin rumbo, pecados cometidos con gusto.
Lenguas malévolas lamiendo heridas de la vida.
Sinfonías de destrucción, el temor que causa tu mirada.
La visita a un cementerio: el recuerdo de que tengo vida.
Corazón roto, cuerpo sin vida.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Mi ángel.

Pequeño ser que viniste sólo para ser ángel, y despertar en mi la locura de tener a un ser que nunca me abandone. Me perdí con tú ausencia en la oscuridad, pensando que me vendrías a buscar. Pero comprendí que tu lugar no se encuentra en donde hay tinieblas, sino allá, arriba donde tú puedes brillar.

Miro hacia atrás y recibo recuerdos del pasado, construyo un mar sin fin con mis lágrimas, un cielo eterno con cada suspiro, doy una puñalada a mi corazón cada vez que te llamo, cada vez que te pienso.

Mi alma ya no me escucha, y mi vientre ya no me habla. Tengo miedo, abrázame, consuélame, susúrrame, ámame desde arriba; quiero acurrucarme en tus alas, dejar de tener frío y sentir este vacío.

Hay tanto que vivir, y sólo el cielo sabe cuanto yo te amo. Te tuviste que marchar y mis días desde entonces están de luto hasta que yo te vuelva a ver, porque olvidarte jamás podré.

Recuerdos que matan.

Entre tanta tristeza disfrazada de lujuria y alegría tratamos de coser las heridas abiertas causadas por el desamor. Pero aquellos sentimientos que queremos llevar a un ataúd, bajo la tierra, queriendo que todas las emociones mueran, y nunca más resuciten, están más vivas que nunca, y con el esfuerzo de cerrarlas, abrimos más con un sólo recuerdo.

Eme aquí, poniéndome una mortaja porque aquel hombre se ha llevado todo de mi, hasta mi último suspiro, y ahora estoy muerta. Estoy lista para acostarme en un sarcófago y asfixiarme completamente. Pero antes, preparo lentamente mi epitafio, escribiendo aquel poema que un día me dedicaste.

Todo es tan espeluznante. La soledad apesta y yo, tan aturdida por recordar aquellos momentos que pasamos en el peldaño de mi casa. Subyagandome lentamente entre los recuerdos de tus besos, vuelvo a desearte con desesperación.

Miro las fotos estilo vignette y lloro, toda esa jovialidad desaparece y empiezo a odiar aquel vestigio. Concluyo que estuve viva mientras estaba con tu preciosa piel, pero ahora que no te tengo, viva estoy mientras no te pienso. Te pienso, y muero lentamente de nostalgia, de tristeza y de ira.

Me acuesto, cierro los ojos, te recuerdo y muero.

miércoles, 1 de febrero de 2012

La olla junto a la lapida

Miércoles 12 de mayo de 2004.
Estamos haciendo trabajos manuales en el colegio, un regalo por el día de las madres que también sirven como puntos para la materia. Todas trabajamos ansiosas. Yo me llamo M. Y tengo 13 años, tengo una hermana de 20 años, la mejor egresada del colegio en donde estoy estudiando, todas las maestras dicen que debo seguir su ejemplo, y yo me esfuerzo mucho, pero ella siempre es la mejor en lo académico. Mi padre está enfermo, los vecinos siempre nos ayudan con rifas y gracias a eso él se encuentra en un estado mejor. El es 'médico', elabora remedios naturales.
El regalo consiste en una olla pequeña de cerámica, adentro le rellenamos de arcilla fresca y ahora le estamos pegando fideos de todo tipo, arroz, porotos, etc. Está quedando lindo y todas opinamos que a nuestras madres les gustará.

Jueves 13 de mayo de 2004.
Continuamos trabajando, lo que pegamos ayer, hoy ya está seco y eso significa que podemos continuar. Pintamos todo con barniz, quedó más brillante y la olla de cerámica en realidad luce muy bien.

Viernes 14 de mayo de 2004.
Estamos poniendo los últimos detalles al regalo, le pusimos cintas alrededor de la olla. Ya está todo listo, sólo falta entregar nuestros regalos. Todas las compañeras estamos contentas, el trabajo fue todo un éxito.

Sábado 15 de mayo de 2004.
Hoy desperté un poco triste, mi casa es un poco fúnebre y desordenado, tengo muchos loros, cotorras y otras aves. Alrededor de mi casa hay muchas plantas. Casi no recibo visitas y mi hermana tampoco.
El gran día llegó, el día de la madre. Para la entrega de trabajos del colegio y obsequio para las madres, se organizó una misa, seguida de un acto cultural.
Todas mis compañeras están presentes, y ya le entregaron sus regalos hechos por sí mismas. Todas están felices, entusiasmadas. Entre tanto alboroto viene una de mis compañeras, yo con mi olla en la mano le sonrio, y ella me pregunta:
-¿Y tú madre? No le has dado aún el regalo..
Yo bajé la cabeza y le dije:
-Más tarde le voy a dar..
-¿No pudo venir?
-No, ella ya no está conmigo desde hace tiempo. Voy a llevarle la olla al cementerio, le voy a dejar la olla junto a su lápida.
Mi compañera se quedó anonadada, bajo la cabeza y con tristeza me dijo 'lo siento', yo sonreí, y ella no supo que hacer.