jueves, 4 de julio de 2013

La cajita del riñón perdido.

Llegó mi amada hermana con su enorme panza, y yo me emocioné tanto al verla, corrí y le abracé y le besé mucho y por último miré su panza y le dije:
-¿Puedo tocarla?
-Hum… si – me respondió.
Le acaricié y me sorprendí cuando sentí que el bebé se movía, sobresaltada le levanté descontroladamente la remera y vi entonces que se movía la piel. Ella no pudiéndome atajar se deja, y cuando le levanté toda la remera y toda su panza quedó descubierta, note que el bebé se hacía mas y mas visible. Hasta que quedó el bebé descubierto y sólo su pequeño estómago quedó pegada adentro de la panza de mi hermana. Sorprendida le arranqué al bebé y ella angustiada me dijo que se tenía que despegar solo, explicándome que los riñones no se habían desarrollado en su totalidad, que uno de los riñones quedó dentro de ella y el bebé no sobreviviría.
No sabía qué hacer, oscureció y ya no estábamos juntas. El bebé se había perdido y tenía que encontrarlo, a él, a sus riñones, que mi hermana había echado y guardado en una cajita especial.
Empecé a desesperarme, a correr por todos lados buscando a mi hermana que se sentía tan mal porque su hijo perdido dependía de una cajita también perdida. Ya no tenía esperanzas, se quería suicidar.

Después de buscarla por todos lados y no hallarla, encontré a unas personas que dijeron que habían encontrado al bebé, pero que este moriría rápido sin sus riñones. Busqué a mi hermana llorando, quería decirle que solo teníamos que encontrar la cajita en donde estaban los riñones.
Al fin, la encontré. Pero ella corría de mí. Le empecé a gritar, a decirle que fue mi culpa, que me perdone. Dejo de correr, se echó caer y empezó a llorar amargamente, le alcance y le quise abrazar pero no me dejó. Volví a pedirle perdón, le dije que me sentía mal por ello, que todo fue mi culpa, entre sollozos le dije que encontramos a su hijo. Se seco las lágrimas, me miró y sonrió. Saco de su bolso la cajita. Nos echamos a correr para el hospital en donde estaba su hijo. Ella feliz y yo sin culpa.


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