jueves, 19 de mayo de 2011

Honey!

Si, fue aquel día en donde todo sonreía, ya sabes, tú y yo nos conocimos... ¿Recuerdas que en aquella tarde fría merendamos miradas seductivas y caricias en las manos? Sólo escuchamos a nuestros silencios, ya que las noches anteriores se llevaron las palabras, casi todas que ya no quedaba de que hablar. Ahora somos lo que el destino quiso, y seremos títeres del futuro que nos espera, juntos o separados, por siempre recordaré ese día, en donde el llanto se disfrazo de risas, y el desprecio en encanto. Basta con recordar aquel día para darme cuenta de que la vida no es miserable después de todo, basta con visitar aquel lugar para volver a ver tu cuerpo inmóvil, esperando mi llegada. Fuimos completos extraños con ganas de ser una persona. Quise que ese día fuera eterno, que las marcas quedarán en mi piel por siempre, que las sonrisas nunca se alejaran, que fuera un sueño del que no pueda despertar nunca más. Ahora, tengo la certeza de que Dios existe, es que puso una luz en mi camino, esa luz eres tú.