miércoles, 28 de marzo de 2012

Mi ángel.

Pequeño ser que viniste sólo para ser ángel, y despertar en mi la locura de tener a un ser que nunca me abandone. Me perdí con tú ausencia en la oscuridad, pensando que me vendrías a buscar. Pero comprendí que tu lugar no se encuentra en donde hay tinieblas, sino allá, arriba donde tú puedes brillar.

Miro hacia atrás y recibo recuerdos del pasado, construyo un mar sin fin con mis lágrimas, un cielo eterno con cada suspiro, doy una puñalada a mi corazón cada vez que te llamo, cada vez que te pienso.

Mi alma ya no me escucha, y mi vientre ya no me habla. Tengo miedo, abrázame, consuélame, susúrrame, ámame desde arriba; quiero acurrucarme en tus alas, dejar de tener frío y sentir este vacío.

Hay tanto que vivir, y sólo el cielo sabe cuanto yo te amo. Te tuviste que marchar y mis días desde entonces están de luto hasta que yo te vuelva a ver, porque olvidarte jamás podré.

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