No importa que el viento me lleve a rincones oscuros, ya no tengo miedo. Se secaron las lágrimas, que un día hicieron el mar. No interesa que este zumbando en la cabeza de los demás, no necesito de sus atenciones. Mientras tanto, podría seguir perdida en algún lugar del mundo, pensando en mis gatos, en mis ojeras, y en los pies de Verónica, no interesa que nadie piense en mi como yo pienso en ellos.
Nadie se comprende, nos maltratamos con amor, peleamos sin estar en guerra, el mundo y sus elfos me inspiran, me tragan, me mastican, me escupen, me vomitan, me pisan... y aún así, pretenden que yo sonría.
jueves, 9 de diciembre de 2010
Sonrisa fingida
Publicado por Andrea Insaurralde en 12/09/2010 10:04:00 a. m.
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