jueves, 22 de septiembre de 2011

Soledad

Demasiado triste como para llorar. Destrozada pero no hecha pedazos. Nada resulta dulce, nada es agradable para estos ojos que solo ven desgracias, para estos oídos que sólo escuchan voces malévolas. Todo lo que era fácil ahora es difícil, lo que no dolía empieza a despertar, y entonces mi alma grita de dolor. Inquieta está la lujuria dentro de mi, pero la pereza la aplasta y ella se deja sucumbir. No hay nada mejor que respirar profundamente entre tus brazos, hundirme en tus besos mientras bebes mis lágrimas. No hay mejor cosa que el diálogo de nuestras miradas, que a veces hasta dicen mas que nuestras voces. Pero te fuiste lejos, y no te encuentro. Palabras inconexas, recuerdos e ira es lo que me que queda, a parte de mi fiel amiga: la soledad.

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